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La madre de Superman y de los demás superhéroes de Hollywood

Baronesa de Orczy

La madre de Superman y de los demás superhéroes de Hollywood

Getty Images.

Creó el arquetipo del personaje de doble personalidad: petimetre de día y héroe de noche, del que bebieron el zorro y los superhéroes de los cómics. Se reedita 'La Pimpinela Escarlata', una de las muchas creaciones de una mujer antigua que fue moderna.

Viernes, 15 de Marzo 2024

Tiempo de lectura: 5 min

Lo vi por primera vez delante de mí (no jadeen, por favor) en el andén de la estación de metro de The Temple, en Londres. Estaba esperando mi tren para Kensington, había niebla, olía mal, hacía frío. Les doy mi palabra de que allí sentada vi a sir Percy Blakeney con sus ropas exquisitas, sus manos esbeltas sosteniendo su catalejo, oí su discurso perezoso y arrastrado y su risa pintoresca. Fue una visión mental, por supuesto, y duró solo unos segundos, pero toda la historia de la vida de Pimpinela Escarlata se me reveló allí y en ese momento». Así recuerda la baronesa de Orczy en sus memorias el nacimiento del protagonista de sus novelas de La Pimpinela Escarlata.

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Igual que Louis Lane y Clark Kent. Merle Oberon y Leslie Howard en la versión de La Pimpinela Escarlata de 1934. Ella está enamorada del héroe y decepcionada con su marido sin saber que son la misma persona.

Quizá los más jóvenes no hayan oído hablar de las aventuras de sir Percy Blakeney, un aristócrata británico que de cara a la galería se comportaba como un petimetre cursi, banal y fútil interesado solo en la moda y las naderías, pero que en realidad era un héroe audaz, valiente, astuto y genial que se adentraba en la Francia revolucionaria para salvar de la guillotina a familias de aristócratas. Era un héroe enmascarado, el antecesor del Zorro, el Coyote y de Superman, Spiderman y Batman. «Tal vez haya algún antecedente en el teatro del Siglo de Oro, pero este personaje creado por la baronesa de Orczy es el primer Clark Kent y Superman», explica Alfredo Lara, prologuista de la reedición que la editorial Diábolo está realizando de sus libros.

Con La Pimpinela Escarlata nace el arquetipo de héroe de doble personalidad que ha influido en la literatura (de este personaje beben el Zorro y el Coyote), en los superhéroes de los cómics y que ha protagonizado películas, series de televisión, pódcast, cómics y musicales; el último se vio en Japón en 2017. «Ha tenido un impacto duradero en el imaginario colectivo. También penetra en la ciencia ficción, en las sagas de Star wars y en las novelas de Patrick O'Brian con el personaje de William Blakeney como hijo de sir Percy», cuenta Jesús Palacios, experto en cine y literatura popular.

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Un equipo perfecto. La baronesa de Orczy con su marido, ilustrador de sus libros. | Getty Images.

La Pimpinela Escarlata se le 'presentó en el metro' a la baronesa de Orczy en 1903. La escribió y la ilustró su marido, y les costó mucho publicarla: era una extrañeza ambientada en la Revolución francesa. El actor Fred Terry aceptó representarla en el teatro junto con su mujer, Julia Neilson. La estrenaron en Nottingham. Gustó al público y espantó a los críticos. La baronesa peregrinó por varios editores hasta que mister Greeney, de Greeney & Co., le dijo que a él no le convencía, pero que se la enviaba a su anciana madre a Cornualles; lo hacía cuando tenía dudas porque consideraba que ella tenía el gusto popular.

Su progenitora dio el visto bueno, y la primera edición salió en Londres en 1905. Costó arrancar, pero fue un éxito que se expandió a otros países. Se hizo popular. Es curioso porque lo habitual es que el héroe venga del pueblo y luche por él, y aquí «el protagonista es un aristócrata que se enfrenta al pueblo. Sir Percy representa los valores aristocráticos del honor, el valor, la cortesía. Pero son valores que también reivindica el pueblo llano», explica Alfredo Lara.

Fascinada por lo antiguo y lo inglés

A la baronesa le fascinaban lo aristocrático, el Antiguo Régimen y Gran Bretaña. Emma de Orczy nació en 1865 en las enormes posesiones agrícolas de su familia en Hungría. Su padre se arruinó con unas revueltas campesinas y la llegada del progreso, y la familia se mudó a Bruselas, donde Emma coincidió en el internado con Sofía Chotek, asesinada luego, en 1914, junto con su marido, el archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, en Sarajevo.

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La firma secreta. El sello de sir Percy, su firma de enmascarado. La pimpinela es una flor.

A los 15 años, Emma llega a Londres con su familia y se enamora de Gran Bretaña. En sus memorias habla de «nosotros los ingleses»; y explica que prefiere los landós a los ruidosos coches de motor; que le encanta el beau monde y cuenta las fiestas a las que acude en Roma con los Bonaparte o en Londres con los príncipes de Gales (que la entusiasman).

Su mundo es antiguo. Su estilo también. Es sofisticada y ampulosa. «Sus desenfrenos románticos resultan excesivos y demodés, pero sus filigranas verbales no disminuyen las emociones», cuenta Alfredo Lara.

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Primero en el teatro. La Pimpinela Escarlata se estrenó en 1903. Gustó al público y espantó a los críticos. | Getty Images.

Porque la serie de libros de la Pimpinela Escarlata (diez novelas, la última de 1940, y dos volúmenes de cuentos) son en toda regla novelas de aventuras con sobresaltos y peligros. Son también novelas románticas: los conflictos entre sir Percy y su mujer, Margarite Saint Just, son «torbellinos de pasiones y equívocos», explica Alfredo Lara. Y también de ahí beben algunos superhéroes: ella se enamora de la Pimpinela mientras su marido la decepciona, sin saber que ambos son el mismo; igual que Lois Lane se prenda de Superman.

Y son novelas históricas, con semblanzas de personajes históricos, apuntes sobre la moda del momento y otros detalles. La baronesa se documentaba bien, aunque también inventaba y mostraba sus simpatías sin disimulo: la plebe es burda, cruel e ignorante –con algunas salvedades–; y los nobles son honestos, íntegros y valientes.

Sus Pimpinelas son, además, novelas de capa y espada: a pesar de que en la primera entrega no se llega a desenvainar florete alguno, la posibilidad de que eso suceda está latente. «Los rescates de la Pimpinela Escarlata son más de película de atraco perfecto, cuestión de engaño e ingenio, más que de violencia», afirma Alfredo Lara.

Inventó también a un investigador con una intuición a la altura de la de Sherlock Holmes y a Lady Molly, una sagaz detective

El estilo de la baronesa de Orczy puede ser demodé, pero fue muy moderna: inventó un arquetipo literario, el héroe de doble personalidad. Y creó otras obras de valía. Su detective de El viejo de la esquina tenía una intuición a la altura de la de Sherlock Holmes (coetáneo suyo) para resolver crímenes a base de agudas deducciones. También se inventó a una mujer detective muy sagaz, protagonista de Lady Molly de Scotland Yard. Y escribió Cara de cuero, con un héroe justiciero que luchaba contra los españoles en el Flandes del siglo XVI. Escribió mucho la baronesa. Y ganó lo suficiente como para vivir en una buena casa en Londres y en la elegante Villa Bijou de Montecarlo, donde pasó la Segunda Guerra Mundial.

Llegó a ver a su héroe en cine. Le gustó la película de 1934, pero no le convenció el actor Leslie Howard (el tímido Ashley en Lo que el viento se llevó) porque era bajito y su sir Percy no lo era.

La baronesa murió en 1947. ¿Revivirá su fama? Quién sabe. Ha habido escritores que fueron populares y se convirtieron en clásicos, como Dickens o Dumas. «Los clásicos son la literatura popular consagrada», dice Alfredo Lara.