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Viernes, 16 de Mayo 2025, 11:19h
Tiempo de lectura: 3 min
El estudio realizado por científicos del Instituto Garvan de Investigación Médica y el Instituto Kirby de la UNSW Sídney (Australia) y publicado en la revista Cell ya tiene respuesta para una de las preguntas más repetidas a la hora de ponernos la dosis de refuerzo de una vacuna: ¿dónde funciona mejor: en el mismo brazo que la anterior o en el otro? Y la solución parece haber llegado: hacerlo en el mismo lado es más efectivo, puesto que mejora la respuesta de los anticuerpos en las fases iniciales tras la administración.
De momento hablamos solo de la covid, pero los investigadores australianos ya esperan ampliar su descubrimiento para otras vacunas. «Quienes recibieron ambas dosis en el mismo brazo desarrollaron anticuerpos contra el SARS-CoV-2 significativa-mente más rápido, dentro de la primera semana después de la segunda dosis», asegura Alexandra Carey- Hoppé, una de las autoras del estudio.
«Logramos esto analizando la compleja biología en ratones, pero luego mostramos hallazgos similares en humanos. Todo se realizó en el lugar donde se genera la respuesta a la vacuna: el ganglio linfático», afirma su compañero de investigación Anthony Kelleher. Con el uso de imágenes intravitales de última generación, los científicos observaron que las células B de memoria migran a la parte externa del ganglio linfático local, donde interactúan con macrófagos que ya se encuentran en alerta tras la primera dosis.
1 | Causan enfermedades como la diabetes, la esclerosis múltiple, la enfermedad inflamatoria intestinal o la muerte súbita del lactante y trastornos como el autismo.
2 | La inmunidad producida por la enfermedad natural es mejor que la de las vacunas.
3 | Vacunar durante el primer año de vida es contraproducente porque el sistema inmunitario está inmaduro.
4 | Las vacunas contienen productos tóxicos... Leer más
Según explica el catedrático de Inmunología de la Universidad de Granada, Ignacio J. Molina Pineda en Science Media Center España, «la razón es que las células residentes en los ganglios de la zona, especialmente las células B memoria, tendrían una mayor capacidad de respuesta al encontrarse en un entorno presensibilizado que ya respondió a ese antígeno». Eso sí, añade el experto, «esta diferencia tendía a neutralizarse a lo largo del tiempo. Por tanto, este descubrimiento donde realmente puede ser importante es en un entorno de pandemia, donde se requiera alcanzar una rápida y potente protección en la población». Es decir, se podría llegar con más facilidad a la ansiada inmunidad de grupo de la que tanto se habló durante el confinamiento.