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La generosidad hecha hombre

Palencia, 10 de diciembre de 2008

NECROLOGÍA MÉDICO La generosidad hecha hombre

C uando un amigo se va / queda un espacio vacío / que no lo puede llenar / la llegada de otro amigo...». Ese trovador del corazón humano, Alberto Cortez, canta esta letra dolorida que hoy me sirve para darle el último adiós a Carlos Lobón. Su familia, su mujer Lis, y sus hijos, Hugo, Eva y Alejandro, y una legión de amigos, le dejamos el sábado en el cementerio del Carmen envuelto en una montaña de flores. El hombre del abrazo contundente y la generosidad rebosante se nos fue.

Cuando hace once años asumí la dirección de Canal 29-TVCyL, lo incorporé a la pantalla por sus conocimientos en temas de salud y su gran capacidad comunicadora. Lo hizo siempre con fidelidad, gratuitamente, a cambio sólo de cariño.

Su fallecimiento, a los 57 años, nos ha cogido a todos con la sorpresa traidora que siempre propicia la muerte. Justo cuando iba a inaugurar un hospital, su grandísima ilusión, por lo que tanto luchó, esquivando zancadillas e incomprensiones, habituales en los pasillos de la vida, y muy especialmente en el entorno médico. Sus formas externas explosivas se compensaban en sus adentros con una dulzura superior a la inmensa mayoría. Hace un mes estuve con él, con Lis y otros amigos en la casa que se había hecho en su entrañable Tordehumos. Fue un día de buen beber y mejor yantar, porque Carlos Lobón a las penas las trataba con desprecio. También nos hizo subir hasta el viejo castillo. Desde allí contemplamos Tierra de Campos, ese horizonte interminable, de cielo tan alto como limpio, donde bebió su corazón y sus ojos, ahora apagados.

Lo siento Lobón, me falta espacio para expresar todos los pensamientos de mi corazón. A ti el cerebro te traicionó al final. Por eso tú apostaste siempre por la emoción, por lo afectivo. Que donde estés seas tan feliz como nos hiciste a nosotros en este mundo de afanes ruines. «Cuando un amigo se va / queda un tizón encendido / que no se puede apagar / ni con las aguas de un río». Un abrazo Lobón.