Amor y muerte en el camino. triste premonición
Valladolid, 12 de marzo de 2009
NECROLOGÍA ACTOR Y DIRECTOR TEATRAL Amor y muerte en el
camino... triste premonición R icardo: el tiempo parecía haberse detenido, mientras te velábamos. En esos dos largos días, en los que la primavera se anticipó para decirte adiós, nos hemos reunido en torno a tu recuerdo una verdadera multitud de amigos, compañeros tuyos en distintas etapas de tu fructífera labor teatral, musical, pedagógica... Había tanto amor en el aire... tanta gratitud hacia tí... El silencio sólo se rompía de vez en cuando cuando con la voz desgarrada de tu madre gritando a los cuatro vientos la verdad contra natura de tu muerte y la evidencia de lo mucho que queríamos a su hijo. (...) «Un hachazo invisible y homicida» (Miguel Hernández) nos ha arrebatado su presencia. A todos nos enriqueció Ricardo, a lo largo de sus 41 años tan injustamente escasos; primero a su amigo desde la infancia Roberto Enríquez; después a sus compañeros, profesores y gestores de la Escuela de Arte Dramático; más tarde a la formación de Cuarteto Teatro, con Ernesto Calvo y con su inseparable Blanca Herrera; a Rayuela con 'Hamlet'; al equipo de 'La señorita Julia' con Charo Amador al frente; al equipo de Espacio Abierto, con el que creó su Centro de Investigación Actoral... Y a mí y a todo mi equipo artístico y humano, con Mery Maroto, nuestra escenógrafa, a la cabeza. Tuve la suerte, nada más acabar sus estudios, de contar con él en 'Romeo y Julieta', y en 'La zapatera prodigiosa'. Nuestra colaboración profundizó y fue, además de actor, un eficacísimo ayudante de dirección. Mi hija Lucía le amó en los montajes de 'Sonatas de espectros', 'Don Duardos', 'Tío Vania', 'El avaro' y por último 'Amor y muerte en el camino'. Su madurez se proyectó inevitablemente hacia los jóvenes alumnos del Aula de Teatro de la Universidad de Valladolid y más tarde en la Escuela de Arte Dramático.
Jamás te cansabas de ensayar, Ricardo. Eras concienzudo en el trabajo, minucioso en la preparación de tus personajes, entregado en cada representación, siempre creativo, nunca rutinario; contigo era posible el gozo de actuar.
Cuando tus cenizas descansaban para siempre junto a tu querida abuela, yo bendecía cada minuto vivido contigo en los escenarios y respiraba profundamente la brisa impregnada del aroma de tu existencia...